sábado, 25 de junio de 2011

COMENTARIO



Bienvenidos a Visaria, la tierra de los monstruos.
Hola de nuevo. Antes de ofreceros un nuevo cuento, quiero presentarme como manda el protocolo. Creo que aún no lo he hecho.
Perdonadme.
Mi nombre es Eladio, un nombre superficial, anónimo  y sin aspiraciones de ningún tipo.
Eladio es el hombre gris, bajito y con gafotas que suele salir de fondo, en casi todas las fotos que hubieran sido perfectas, de no ser por él.
Eladio es el empleado incompetente que por sus ridículos descuidos termina hundiendo la empresa. Eladio es el amante inútil, gordo y torpe, que hasta las coimas, prostitutas, rameras, amancebadas, barraganas, o  sencillamente putas, se rifan para evitar acostarse con él.
Sí, ese soy yo.
Vivo  en la parte superior de un ruinoso  torreón medieval. Lo he  decorado con un montón de libros, alguna  que otra calavera  y varias figuras de monstruos.
Aquí yazgo melancólico y triste, anhelando la mar y buscando entre la espuma de sus olas, una brizna de originalidad. Pero no tengo el día. Lo noto.  Aguardo a las musas inútilmente, mientras las gotas de tinta oscilan y caen muertas desde la cánula de mi plumón.
Permanezco encorvado (estoy echando joroba) sobre mi gastado pupitre,  y de pronto, escucho gritos, (alaridos más bien), correr de pies, risas locas, perdidas y distantes. Son ellas,  el terror.
No estoy sólo en la torre. Cohabito con dos terribles gemelas enanas y una especie de ninfa de los mares, con restos de chapapote en los cabellos.
A veces, la ninfa, (cuando las diabólicas gemelas enanas concilian el sueño) enciende velas, descorcha una botella de buen vino, y se viste con sus mejores galas,( botas altas, de tacón de aguja y trajes sadomasoquistas).
Nuestra vida hogareña, es tan romántica, que sólo puede compararse con la de Ozzy Osbourne. Eso sí que es una familia.
Y desde este sombrío lugar de forzado destierro, ejerzo mi maléfica influencia sobre la humanidad.
Creo que ahora sería el momento ideal para lanzar una siniestra risa de villano, o  el clásico “Maldito seas, Perry el ornitorrinco”.
Soy bueno, lo sé.
¿Ya habéis aplaudido?
Gracias, gracias…¿puedo seguir con la presentación o he de mandaros parar?
Ya sé que quedaría muy espectacular deciros que soy un vampiro, de hecho, está muy de moda ese rollo de Crepúsculo, con esos chupasangres tan pijos y guapos, pero desgraciadamente no pertenezco a esa raza nocturna.
Tampoco soy un hombre invisible (aunque a veces, me siento así), ni siquiera soy un simple licántropo enfadado con la luna.
Todo a lo que más he llegado, es a pegarme a las paredes de mi cocina. (Aún no sé si se debe algún tipo de Súper poder o a la grasa acumulada)
Sigamos…  en ocasiones se me conoce por muchos nombres, tales como:
Chiquirritín(para mayor oprobio mío), “el esplendor de Al-Andalus”, Tonto lava (este me lo dedicó Antonio, mi mentor , compañero y amigo) o mi preferido, El señor, la cosa de lo de “señor”, va con guasa, naturalmente.
“Tiene que haber de todo”-decían mis profesores-, incluso mi tía Filomena, solía gritarme:
“Que necio eres Eladio, nunca llegarás a nada”
Todo mi universo carece de cualquier misterio  o espectacularidad.
¿Qué le vamos a hacer?
Por eso me gusta Visaria y su sencillez.
Soy simple y patético.
En Visaria  me siento como en casa. Los monstruos son feos. Feos y malvados, y los actores que los interpretan están inclinados a los peores vicios. Son unos desastres, una panda de alcohólicos adictos (algunos de ellos) a la morfina.
En Visaria, los sustos, no son subidones de volumen, son sustos,  algo cutres, lo reconozco, pero inocentes y sinceros. Sin jugar sucio.
Visaria no tiene nada que ver con las chicas de medidas perfectas ,  que se enamoran del vampiro fashion.
¡Ah, me siento viejo!
-“Los tiempos belicosos han terminado, la sangre es algo demasiado precioso en esta época de paz deshonrosa; y la gloria de las grandes razas se han convertido en leyenda”
Pobre Drácula, se me rompe el corazón. El padre de todos los vampiros,  ha sido suplantado  con facilidad.
 Pero no en Visaria ni en mi torreón. En Visaria, el vampiro es un vampiro, tirando a feo, y cuando se le presenta la ocasión, desangra sin dilaciones a las desgraciadas con las que se topa, (que para eso es un vampiro y tiene que mantener una reputación, vamos digo yo), ¡ah, si Béla, levantara la cabeza!


             

Pero lo realmente cierto es que Visaria  se ha quedado desfasada, muy carca, la web, los chats, internet, Victoria Beckham, el colágeno en los morros, las marcas, Snoopy y Hello kitty, se ciernen sobre ella como una red de tela de araña.
Sus decorados han desaparecido y sus actores  han muerto.
Adiós al mohoso sabor de antaño, adiós a la vieja Transilvania plagada de ruinosos  castillos.
 Todo ha sucumbido.
¿Todo?
Los últimos cantos del cisne fueron la interpretación de Tom Cruise, en Lestat (Magnifica) y el Drácula de Gary Oldman. Ambas son las dos últimas películas sobre el género que creo que merecen la pena.
Sin embargo, la realidad, es el destierro, el cese de contrato, como aquel árbol viejo que fue derribado para construir una autopista.
Pero no me tengáis demasiado en cuenta, porque yo soy un poco como ellos, como  esta vieja torre. Estoy repleto de grietas, un hidrocele en cada testículo, un principio de hernia y algo de sordera (demasiadas horas escuchando a los Iron Maiden), vamos que no me venden ni en el rastro.
Feo, anciano, con segregaciones bulbosas en mi piel, y vistiendo levita de enterrador y chistera roída por los ratones, miro, observo y conspiro. (Otra nueva carcajada de villano, estaría bien, ¿verdad?) Aquí me hallo, realizando las presentaciones debidas y hablándoos indirectamente acerca del odioso cambio generacional, el anacronismo, y las nuevas tendencias de este mundo tan hipócritamente caramelizado. Porque la caramelización prolifera por doquier, está en todas partes, no sólo en el universo vampiríl. La caramelización no deja de ser el fatídico mal uso de la palabra (es uno de los peores males)
Cosas tales como: daños colaterales, o la típica expresión utilizada por nuestra ancestral amiga la BANCA, (esos sí que son Vampiros) “ESTAMOS TENIENDO PÉRDIDAS”, son lanzadas a diario por los medios informativos.
En mi torreón, (no sé en el vuestro), tener pérdidas no es obtener menos beneficios, sino caer en números rojos, y cuando nos referimos a un daño colateral, lo llamamos por su verdadero nombre. “MATANZA”
La caramelización es más simpática, posee más glamour que los monstruos que viven en Visaria, aunque cuando se enfadan se les ve un poquito el plumero y arrojan en las cabeceras de su prensa atrocidades como:
“EL BASTARDO HA MUERTO”, (Al fin mi lenguaje)
Pero ya es tarde y estoy agotado, además no quiero entrar en una polémica racial o religiosa. Religiones y razas, me  traen sin cuidado.

He vuelto a soñar con Vampirela, disftutadla con migo.


UMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM.........!